Se dice que no existen temas aburridos sino oradores poco entusiastas, incapaces de atraer la atención de quiénes les escuchan. Hoy quiero enseñarte algunas técnicas que te servirán de preparación para hablar en público o de manera virtual y que acabarán con tu miedo escénico.
Primero hablemos del miedo. Sentir miedo es algo normal. Es una emoción primaria que nos sirve para detectar peligro o una amenaza. Quiero invitarte hoy a ver el miedo como algo positivo pues te llevará a generar más adrenalina, más energía y esto te ayudará a hacerlo mejor, a estar más atento y a dar lo mejor de ti.
Quiero que, a partir de ahora, te propongas no tenerle miedo al miedo, sino empezar a utilizarlo a tu favor.
Ahora bien, luego que dejas a un lado el miedo, existen algunos puntos importantes que debes tomar en cuenta:
Tu preparación: Cuanto más preparado estés, menos miedo tendrás. Repasa y practica lo que vas a decir todas las veces que puedas. Evita cosas que puedan alterarte el día de tu presentación como, por ejemplo, llegar tarde. Para ese día, coloca dos alarmas y ten a mano (de forma física) lo que vas a decir por si la Tecnología te juega una mala pasada.
No pienses en que te puede dar un ataque de tos o que alguien puede reírse de ti, son miedos sin fundamento y además basados en pensamientos negativos. ¡Si ensayas, vas a estar preparado y todo va a salir bien!
Además, el público o tus receptores no están allí para juzgarte sino para escucharte.
¡Relájate!: Estar nervioso es algo normal, te lo repito, pero no puedes dejar que el miedo te paralice. Aquí algunas técnicas de relajación:
Respira hondo, siempre utilizando tu diafragma.
Cierra tus ojos e imagínate realizando la intervención perfecta.
También, te vas a reír, pero una técnica que a mí me funciona muchísimo es cansarme un poco. ¡Así mismo! Aunque no lo creas, si estás un poco cansado, tu cuerpo no tendrá energía para ponerse tenso ni nervioso. Trata de saltar algunas veces seguidas antes de iniciar (¡Sin que te vea tu público, claro!)
Debes tener una actitud positiva: Nadie está para juzgarte, al contrario, desean escucharte porque entienden que pueden aprender de ti. Te apoyan y creen en lo que vas a decir y esa misma confianza debes sentirla tú primero. No inicies con una cara de espanto ni de vergüenza. Inicia lleno de orgullo, seguridad y alegría. ¡Todo esto se percibe de inmediato!
Ensaya: Lee tu discurso o exposición varias veces, incluso, hasta que llegues a memorizar algunos puntos importantes. Verás que esto te llenará de seguridad y te permitirá incluso hasta improvisar el día de tu presentación con algunos ejemplos o anécdotas. Disfrutarás mucho salirte un poco del guión y ser más natural y espontáneo. A la vez, esto reduce en gran medida, los nervios.
Cree en lo que vas a decir: Te recomiendo que relaciones tus palabras o discurso con algún aspecto de tu vida personal, una anécdota o detalle. Piensa en sonidos, olores, algún juego de tu infancia. Esto te llevará a sentirte más cerca de tu tema y a conectar primero tú para luego, hacer que los demás conecten por igual con lo que deseas comunicar.
¡Enfócate!: Es normal que ocurran ruidos o distracciones, pero debes estar siempre enfocado y tratar de no distraerte con ruidos de la audiencia como toses, risas o sonidos de los móviles. Que nada de esto te aleje del tema principal ni te distraiga. ¡Enfócate y continúa adelante!
La regla de oro es creer en ti y dar lo mejor desde el inicio. Los tiempos han cambiado y hoy por hoy, debemos transmitir nuestro mensaje de manera rápida, y eficaz para no perder el interés de nuestros oyentes, nuestros lectores o incluso, nuestros ¨jefes¨ o compañeros de trabajo.
¡La oratoria es un arte y como tal, no se puede improvisar. Es necesario aprender, descubrir y ejercitarla. Si bien es cierto que al inicio te costará esfuerzo, poco a poco irás aprendiendo hasta que te saldrá de forma natural comunicarte con los demás y sin miedo!
¿Qué dices?, ¿Te animas a intentarlo?
¡Déjame tus comentarios, me encanta leerte y orientarte!
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